Poner orden en tu día a día es una lucha constante, y esto es algo que le pasa a todo el mundo, te preocupe esto de la productivad o no. Las cosas tienden a desordenarse solas, como por arte de magia, sin hacer nada a los pocos días ya tenemos que gastar muchas de nuestras horas productivas o peor, de nuestro tiempo de ocio (que debería ser sagrado) en ordenar y reordenar una y otra vez. Y ordenar es agotador, decidme quién de vosotros es capaz de ponerse a trabajar en algo que requiera nuestra máxima atención después de haber estado ordenando durante horas. Y no debería serlo. Si estás en esa situación, algo no funciona, y si algo no funciona hay que arreglarlo.
Por Mr. T in DC
¿Y cómo lo arreglamos?
Pues poco a poco, las cosas llevan su tiempo y esta también. Hay que conseguir que el orden se convierta en un hábito, de tal forma que sin darnos cuenta, vamos a reducir el caos alrededor nuestro considerablemente y vamos a ganar mucho tiempo al hacerlo.
Me repito, hay que convertir el orden en un hábito, esa es la clave. Los hábitos son tareas que hemos asumido de tal forma que desaparecen de nuestro sistema de gestión del tiempo para formar parte de la rutina diaría. Las tareas se convierten en costumbres y pasan a ser algo que hacemos sin percatarnos. Cuando conseguimos que la tarea de ordenar salga naturalmente, no tendremos que pensar en hacerla, directamente ordenamos algo sin darnos cuenta del poco tiempo empleado para ello.
Lo que todos hacemos es reservar una tarde o una mañana, o quizas todo un día, para ordenar lo que sea, el garage, la casa, la mesa de trabajo, siempre lo hacemos igual. Y a veces no queda más remedio, el desorden es tal que hay que atacarlo directamente, pero eso no va a impedir que vuelva a suceder y hemos perdido unas horas preciosas de nuestro tiempo. El hábito de ordenar es lo que va a mantener controlado el caos. Lo único que hacemos es separar esas horas acumuladas en pequeños minutos al día, que no suponen ningún esfuerzo y mantienen nuestro espacio de trabajo (o el garage) ordenado.
Cada cosa a su lugar.
Es imprescindible que cada cosa tenga su sitio. Uno de los grandes problemas a la hora de ordenar es el cajón desastre, que más bien suele ser el «trozo de mesa» desastre, dónde colocamos todo aquello que no sabemos dónde va. terminamos una gestión, tenemos un papel en las manos, y resulta que no tenemos una carpeta, ni un archivador, ni ningún lugar para ese tipo de documentos. Posiblemente de tenerlo, hubieramos abierto esa carpeta y lo hubieramos guardado, pero no lo hay, y en ese momento no apetece pensar en que carpeta guardarlo ni cómo clasificarlo, así que lo dejamos en el rincón de la mesa, o en un cajón, esperando a ese día en el que «vamos a ordenar». Y ahí se queda, y al poco tiempo otro afortunado documento le hace compañía, y luego otro y otro. Y nuestra montaña de papeles aumenta sin parar, el resto ya lo conocéis todos. Tener un lugar para cada cosa es imprescindible para poder ordenar en el día a día y reducir el desorden a nuestro alrededor.
El orden a tu alrededor ayuda a focalizar tu trabajo en lo importante, a centrarnos en lo que estamos haciendo y a eliminar distracciones que empeoran nuestra productividad, y los beneficios son enormes, pero cuidado. Ordenar es parecido a esto de la productividad, perdemos más tiempo buscando como mejorarla que directamente produciendo. Con el orden pasa algo parecido, no hay que agobiarse con el orden, ni dedicarle más horas a ordenar que a trabajar, mantener un entorno ordenado es muy útil para trabajar, pero hay que trabajar.
El desorden me persigue
El desorden es algo totalmente natural, y por mucho que nos pongamos siempre habrá algo de caos en nuestras vidas, y menos mal, sino esto sería muy aburrido. yo soy desordenado por naturaleza y cuando mi madre se entere de que escribo un artículo sobre ordenar, no se lo va a creer. Pero precisamente por eso llevo muchos años combatiendoconviviendo con mi naturaleza de caos y la cosa ha mejorado mucho.
El caos y el desorden puntual no son malos, cuando uno esta trabajando en algo, es normal que el orden en esa situacion se pierda, pero si hemos aprendido a ordenar sin darnos cuenta, incluso en las situaciones de mayor estrés, mantendremos a raya el caos y nunca llegaremos a los niveles de desorden anteriores.
Y no nos engañemos, no vamos a dejar de tener que ordenar cosas, de la noche a la mañana no va a desaparecer todo el desorden que acumulamos, que aquí no se venden fórmulas secretas, lo único que puede hacer que mejoremos nuestros hábitos diarios y nuestra productividad es la constancia, el día a día y el compromiso personal. Tengo una mala noticia, nosotros somos los únicos que podemos cambiar nuestra forma de vida, no puede venir nadie y hacerlo por nosotros. Pero saben la buena, depende de nosotros, y sólo de nosotros, así que nada de excusas y ponte las pilas.