Si algo he aprendido en este año sobre productividad es que lo más importante es hacer cosas. Así dicho parece una chorrada, claro que el objetivo es hacer cosas, pero es uno de los grandes problemas que todos tenemos, nos encanta posponer las cosas, y cualquier excusa es válida. Organizar durante dos horas nuestro avanzadísimo sistema de tareas no es hacerlas, mirar el correo o leer tus RSS no es hacer nada, tener listas enormes es una buena forma de pasar el rato, pero no ayuda a realizarlas, y así mil ejemplos.
by iGema
Y cuando se trata de un blog, y este es mi caso, el objetivo número uno es claro, publicar. Lo repito de nuevo por si alguien no lo tiene claro, la clave principal para conseguir un blog de éxito es publicar. Por mucho SEO que apliques, lo bonito que sea tu blog, el marketing, los seguidores, si no publicas el blog se muere. Esto no quiere decir que haya que publicar cada día o cada 30 minutos. No. Yo soy partidario de calidad antes de que cantidad y según mi propia teoría que otro día os contaré no hace falta escribir más de 4 post a la semana para tener un blog de éxito.
Este punto es clave para que el blog sobreviva, hay que conseguir la constancia en públicar, y os aseguro que no es fácil. Hay días que esto sale solo, te sientas y las ideas fluyen tan rápido que tienes que apuntarlas para otros días y eso es genial, pero hay otras veces que no. Simplemente no. No hay ganas, no hay tiempo, no hay ideas y no hay inspiración. ¿Y que hacemos entonces? Porque os aseguro que esto os va a pasar, porque somos humanos y no máquinas.
Cuando no hay forma de escribir nada hay dos problemas que solucionar. El primero y más inmediato es conseguir sacar el post que toca, y para eso hay muchos trucos. Yo suelo recurrir a dos opciones, la primera es buscar un vídeo de mi biblioteca de favoritos que todavía no haya compartido con vosotros, suelo buscar el mejor de todos y lo publico. Dejo que el vídeo hable por mí, y seguro que lo hace perfectamente. Para estos casos suelo tener una serie de temas sencillos anotados de los que quiero hablar, normalmente con alguna introducción ya preparada, voy a mi lista, hago el esfuerzo de leer mis notas y empiezo a escribir sobre lo primero que me llame la atención. Tener la introducción preparada hace que sea mucho más fácil reactivar la mente y luego las letras ya salen solas.
El segundo problema es que tenemos que mejorar nuestro hábito de escribir. Nadie nace sabiendo nada, de todo se aprende y practicando se mejora. Para aprender a montar en bicicleta, no hay forma de hacerlo sentado por muy bien que te lo expliquen. Hay que subirse y pedalear, y normalmente hay que pegarse alguna que otra leche contra el suelo para lograr mejorar, y cuanto más practiquemos, más mejoraremos. Con la escritura sucede lo mismo. Cuanto más escribimos más aprendemos y si logramos hacer de esto un hábito no sólo mejoraremos sino que cada vez será más fácil sentarnos y escribir.
Conseguir convertir la tarea de escribir en un hábito es clave para disfrutar de un blog. Y cuando uno escribe disfrutando se nota al leerlo, se transmiten sensaciones de otra forma. ¿Han probado a sonreir hablando por teléfono? Pues esto es igual.
Cuando escribes en tu blog hay que disfrutarlo, trasmitir esa pasión y hacer que la gente que te lea sonría y disfrute con tu blog. Si has conseguido esto, ya tienes un blog de éxito.