Situémonos: estás en la universidad una tarde, y quieres reponer fuerzas con una de las chocolatinas que venden en algunas de las numerosas máquinas de vending que hay repartidas por el edificio.
Introduces la moneda, suenan unos ruidos mecánicos que indican que los mecanismos internos de la máquina se ponen en funcionamiento, y….no sucede nada.
La endemoniada máquina se ha quedado con tu moneda, y no te ha dado nada a cambio, así que decides golpear y agitar la máquina hasta que la chocolatina por la que has pagado caiga.
Después de 10 minutos de maltrato hacia la máquina, te das cuenta de que por mucho que lo intentes no recuperarás tu dinero, ni conseguirás la chocolatina, de manera que te vas por donde has venido con el bolsillo y el estómago vacío.

Seguro que muchos de nuestros lectores se sienten identificados con esta situación, y es que muchas de las máquinas de vending actuales parecen estar creadas para fallar lo máximo posible, pero sin embargo, el futuro trae buenas noticias para todos aquellos aficionados a consumir los productos ofertados por este tipo de máquinas por que de la mano de Intel, nos llega una nueva generación de máquinas de vending a las que podríamos calificar de «inteligentes».
Este nuevo concepto de máquina de vending diseñado por Intel en colaboración con Okaya Electronics, está equipada con potentes procesadores y una pantalla OLED de 60 pulgadas completamente transparente y con soporte táctil que le da un aspecto de tablet gigante.

¿Y para que queremos una máquina de vending con pantalla táctil?, os estaréis preguntando; Pues bien, la novedad de estas máquinas consiste en que llevan incorporadas en su parte superior un diminuto sistema de reconocimiento facial también conocido como reconocimiento biométrico anónimo, que es capaz de hacer estimaciones sobre el cliente que se encuentra frente a el, llegando a saber si es hombre o mujer, así como su edad aproximada, para ofrecernos diferentes productos en base a este perfil.
Una vez realizado el escaneo, aparecerán en la pantalla todos los productos que se adecuen a nuestras características como consumidor, y podremos elegir bebidas o snacks a través de la pantalla táctil, interactuando con ella como si de una tablet se tratase.

Parece que poco a poco estas máquinas comenzarán a aparecer en algunas ciudades, presuponemos que ciudades en su mayoria niponas, sentando el que parece ser el precedente perfecto para el escaparate del futuro.
Pero sin embargo, pese a lo estéticamente llamativo y futurista del invento, sigue siendo un añadido superfluo a un diseño de máquina que no ha llegado todavía a su funcionalidad perfecta.
Por que en primer lugar, las máquinas de espiral se atascan cada dos por tres, y sin posibilidad de dar marcha atrás, con el añadido de que en la mayoría de máquinas los teléfonos de incidencias comienzan por 902. Resulta más caro reclamar que aguantarse.
Además, ¿Os imagináis lo que le podría pasar a alguna de estas máquinas de nueva generación situada en medio de la calle, y sin atornillar al suelo?, por que después de varios días de servicio podría terminar tal que así:

Adiós a la pantalla táctil, y seguramente a parte del hardware que esta incorpora.
Por otra parte, el asunto de la cámara también podría dar que hablar, ya que esta podría utilizarse para asuntos turbios de discriminación, variando el precio del producto según el género, la edad o la raza.
La única utilidad válida podría estar enfocada hacia las máquinas que venden bebidas alcohólicas y tabaco, en las que se podría bloquear la máquina en el caso de que un menor tratara de usarlas, aunque me parece imposible que estas cámaras de reconocimiento biométrico sean capaces de distinguir entre personas de 17 y 18 años.
De manera que, queridos fabricantes de máquinas de vending: mejoren la funcionalidad de sus máquinas antes de integrarles pantallas táctiles, bluetooth, wifi, y todo lo que se les ocurra.