No se como describir esto. Es posiblemente una de las cosas más espectaculares que he visto en mi vida, y aunque mi vida no es muy larga, con internet en la mano eso ya es decir mucho. Antes de nada, echad un vistazo a la primera imagen: ¿Qué pensaríais si os digo que de la fotografía, lo único que no está pintado es el barreño de madera y el cazo? Increíble, ¿verdad?. Seguid leyendo para descubrir más.
El autor de esta obra de arte es Riusuke Fukahori y todavía no soy capaz de explicarlo bien. El tipo va poniendo capas de resina una encima de otra y va pintando sobre cada una de ellas para conseguir que parezcan formas en tres dimensiones, bueno, es que de hecho son en tres dimensiones. Cómo una persona puede visualizar un pez en laminas de resina para llegar a pintarlo es algo que escapa de mi comprensión. Disfrutad de las imágenes y si todavía tenéis dudas al final del artículo encontraréis un fantástico vídeo explicativo.
La razón para utilizar el Goldfish (carpín en español) es muy interesante, por el mismo llama a su obra «goldfish salvation».
But for artist Riusuke Fukahori, the goldfish was not just a relic of long-lost childhood. As he painfully lay in his room one night, struggling and suffering, about to give up on his art, he looked over and saw a goldfish. His neglected fish of 7 years sputtered about in a cesspool of mold and feces – a common fate endured by most festival souvenirs.
Fukahori felt a shiver run down his spine. What he suddenly saw was a beautiful animal, glowing in bright red, living and surviving. The artist pulled out his paint and set to work, immediately triggering some sort of chemical reaction in his brain. Fukahori had looked far and wide – in Europe, the U.S. and Japan – for his muse. But in an instantaneous form of enlightenment he knew that all along it was right there in his room, inside that dirty fish tank. The goldfish, writes Fukahori, was my salvation.
Web del autor: Riusuke Fukahori
Visto en www.jeanniejeannie.com
Disfruten del fin de semana.